El cambio se avecina, pide paso y lo pide a gritos,
nunca antes había tardado tanto en decidirme,
nunca me ha costado tanto tomar una decisión,
ha llegado el momento de cambiar pero,
no puedo hacer las maletas así como así,
no puedo volver a empaquetar las cosas y
volver a vagar hacia algún destino idealizado...

Un cambio necesito, y parece que me está costando
porque no sé qué me pide el cuerpo,
la mente, mi corazón, mi cerebro,
mi todo yo, en lo más yo de mi egocentrismo.

Me disperso más de lo normal (que ya es decir),
todo alrededor sigue igual pero al mismo tiempo
es increíblemente diferente.

Tengo mil caminos, y no sé cual escoger...
la incertidumbre en estado puro,
la sensación más horrible después de la muerte,
después del desamor...

Ojalá volviera a tener 5 añitos y no pensar
en nada más que jugar, comer, cagar y dormir.